miércoles, 16 de octubre de 2013

GIL CARTER

Una experiencia que nunca olvidó le ocurrió cuando tenía sólo catorce años. Su padre le llevó a la plaza del Ayuntamiento. Un joven negro había sido acusado de violación y la multitud le sacó de su calabozo gritándole y maldiciéndole, y le lincharon colgándole de una farola. Recuerdo que mi padre nos contó: ‘Lo cosieron a balas y arrastraron su cuerpo por las calles’. Mi abuelo no le dijo nada a Henry, no necesitaba hacerlo. No es sorprendente que 20 años después mi padre presionase tanto para rodar ‘Incidente en Ox-Bow’”
(Jane Fonda)

A las manos del director americano William A. Wellman llegaba, a principios de los años 40, “The Ox-Bow Incident”...


La novela, escrita en 1940 por Walter Van Tilburg Clark, me había entusiasmado. Volví a casa con mi mujer, le pedí que se sentara y le leí el mamotreto entero. De un tirón.
De principio a fin. En mi entusiasmo dije: ‘¡Será mi mejor película!’”

Una vez adquiridos los derechos de adaptación a la gran pantalla de esta novela, Wellman le hablaba a Henry Fonda de su proyecto.

Bill Wellman y yo siempre quisimos rodar ‘Incidente en Ox-Bow’. Y nadie nos hacía caso, supongo que a nadie le interesaba. Hoy día se la considera uno de los clásicos menores.
Pero es una de las películas de las que estoy orgulloso

Con un ya acabado guión que firmaba Lamar Trotti, Hank y Wellman intentaron convencer entonces al productor estadounidense Darryl F. Zanuck, quien se mostró en un principio reacio a aceptar este proyecto por no considerarlo probable de éxito al tratar el lado más oscuro del Lejano Oeste. Finalmente, Zanuck acordó con Wellman llevarlo a cabo si éste aceptaba dirigir para el productor un pequeño grupo de películas más comerciales. Y así se cerró el trato.


Incidente en Ox-Bow” inspiraba su  historia en un hecho real, acontecido en el estado de Nevada en 1885, en el cual un pelotón de linchamiento colgó sin más a tres hombres inocentes por el supuesto asesinato de un ranchero.


El personaje que elegía interpretar Henry Fonda en esta historia no era el cabecilla de los cuatreros ni el coronel sudista, sino Gil Carter, un forastero que aparecía esporádicamente en el pueblo y que, poco a poco, iba tomando conciencia de la grave situación.

Henry acababa de rodar “El sargento inmortal”, título producido también por la Twentieth Century Fox que contaba, como “Incidente en Ox-Bow”, con un guión de Lamar Trotti y con una fotografia en blanco y negro de Arthur C. Miller. Tras aparecer a toda pantalla como Gil Carter, Hank rodaría “Pasión de los fuertes”, también de la Twentieth Century Fox y también, como “Incidente en Ox-Bow”, con la música de Cyril J. Mockridge en su banda sonora.

'The Ox-Bow incident’ tiene una fuerza emocional que no disminuye con el paso del tiempo. Hoy sigue siendo la mejor denuncia contra el linchamiento jamás hecha. Una ardiente denuncia de la violencia de las multitudes y una honesta descripción de los crudos valores fronterizos, aligerada con algunas figuras decentes y compasivas…


… Fonda es una de ellas, y resulta tanto más creíble porque es un simple cowboy, tan adicto al alcohol y a las peleas como cualquiera de su clase, pero aún así puede ver la diferencia entre el bien y el mal. Como en ‘Las uvas de la ira’, Hank se mezcla admirablemente en el conjunto
(José de Diego, “Henry Fonda, el héroe infeliz”)





Completaban el excelente reparto de “Incidente en Ox-Bow” nombres de la talla de Harry Morgan, Harry Davenport, Victor Kilian, Anthony Quinn, Francis Ford, Dana Andrews, Frank Conroy… Y Jane Darwell, maravillosa y entrañable actriz que había ya coincidido anteriormente con Henry Fonda en “Tierra de audaces”, “Las uvas de la ira” y “Chad Hanna” y volvería a hacerlo tras “Incidente en Ox-Bow” en la mítica “Pasión de los fuertes”.


Producida por Lamar Trotti y William Goetz para la Twentieth Century Fox, “Incidente en Ox-Bow” (The Ox-Bow incident) era estrenada en Nueva York el 8 de mayo de 1943. Nominada al Oscar como mejor película, tan sólo recaudó 750.000 dólares en su estreno en los Estados Unidos. Hoy es todo un clásico de la historia del cine.

La condena de la violencia de las masas está contenida en la lectura que efectúa mi padre de la última carta del hombre linchado a su esposa. Ese mensaje tan poderoso es un eco de la infancia de mi padre que aparecerá una y otra vez en muchas de sus películas más famosas
(Jane Fonda)




En la ya mítica escena de la lectura de la carta por Henry, Wellman quería “que Harry Morgan apareciera en primer plano ocultando así los ojos de Henry Fonda, del que sólo vemos la boca. Nada más. Un actor cualquiera se hubiera opuesto a la idea, pero yo pude dirigir la escena como quería, y el resultado es notable. Así todo el mundo puede seguir la lectura de esa carta trágica de la manera más sencilla y más natural”.


“Un hombre no puede tomarse la justicia por sus manos sin herir gravemente la conciencia de la humanidad, porque entonces no es que infrinja una ley sino todas las leyes… No puede existir lo que llaman civilización si los hombres no tienen conciencia”
(Fragmento de la carta leída por GIL CARTER en “Incidente en Ox-Bow”)

domingo, 21 de julio de 2013

HANK Y JANE

“Como la mayoría de la gente interesante, estaba lleno de contradicciones. ¿Por qué un hombre vergonzoso como él eligió una profesión que le ponía en candelero? ¿Y por qué era tan feliz actuando en directo para el público?”
(Jane Fonda)

Thank you, Mr. Fonda cumple hoy su cuarto aniversario. Y Jane ha querido acercarse por aquí para celebrar con su padre, y con todos nosotros, semejante acontecimiento.


Cuando Henry Fonda era elegido para protagonizar “Jezabel”, Frances, por aquel entonces su esposa, se encontraba esperando el primer hijo de ambos. Henry decidía así añadir a su contrato de rodaje una claúsula que le permitiera ausentarse temporalmente del mismo en caso de que llegara antes de finalizar la película el feliz alumbramiento. Jane venía al mundo el 21 de diciembre de 1937, sí, en pleno rodaje de “Jezabel”, y Henry asistía a su nacimiento gracias a esa cláusula añadida en su contrato.  

El segundo nombre de Henry era Jaynes, nombre que también llevaba la abuela materna de la recién nacida así como una de las dos hermanas de Henry. Así que la pequeña fue llamada al nacer Jayne, si bien pasaba pronto a ser conocida como Lady Jane, más que distinguido nombre que lucía incluso en las etiquetas de sus prendas de vestir.

Henry adoraba a su primogénita, a la que enseñó a nadar con tan sólo dos años de edad en la piscina de su casa…



Y Jane era la sombra de Henry. Si no tenía su atención, hacía lo imposible por conseguirla.

La madre de Jane la vestía como una muñeca pero la pequeña sólo se sentía a gusto cuando iba vestida como su padre.

“Ella quería ser como yo. A los cinco años montaba mis caballos y me ayudaba a arar el huerto. Era muy masculina. Creía que se le pasaría cuando fuera al colegio y empezara a  interesarse por los chicos. Pero lo que ocurrió entonces fue que se dedicó aún más a los caballos. Una vez le dije: ‘Creo que terminarás casándote con un caballo’”



La niña elegía tejanos y camisas a cuadros de franela y se hacía coletas. También imitaba la peculiar forma de caminar de su padre, cargando el peso sobre los talones, avanzando hacia delante la cintura y dando, igual que él, grandes zancadas.


Ya en 1955, tras el estreno de “Escala en Hawai”, Henry aceptaba un nuevo rodaje, ”Guerra y paz”. Pero antes, su hermana Harriet le convencía para protagonizar junto a la también actriz Dorothy McGuire unas representaciones benéficas para el teatro comunitario de Omaha, la ciudad natal del actor.



Harriet le pedía también a su sobrina Jane que participara en dichas representaciones, convirtiéndose así “The country girl”, obra de Clifford Odets, en su debut teatral en el que compartía además cartel con Henry, quien quedaba realmente impresionado con la primera actuación en público de su hija.

Un año después, Henry y Jane volvían a coincidir en la representación teatral de “The male animal”. Y de nuevo Henry se sentía orgulloso de ella.






A lo largo de su carrera como actriz, Jane siguió siempre a rajatabla los métodos del Actor’s Studio. Todo lo contrario que Henry, quien era partidario de la interpretación natural e instintiva. Y aunque cada uno de ellos fue siempre fiel a sus propios principios en cuanto a la interpretación no dejaron nunca de respetar la manera de proceder del otro.



“Cuando era joven, miraba a mi padre en la pantalla y pensaba: ‘No está actuando’. Ahora me doy cuenta de lo difícil que es conseguir eso. Aunque nunca lo consideró como un método, mi padre se guiaba por sus experiencias”





Más adelante, durante la guerra de Vietnam, Jane adoptaba una radical postura. Henry había sido siempre muy liberal en temas sociales y no era en absoluto partidario de la guerra, pero tampoco comprendía el radicalismo de la generación de sus hijos. 





Aún así, en 1973 Hank refería lo siguiente: “No he dicho mucho sobre Jane antes, y me molesta que la gente espere que yo la critique. El suyo no es mi estilo de vida ni mi modo exacto de pensar. Pero la quiero y respeto su derecho a decir lo que dice”.




En 1981 Jane y Henry rodaban su única película juntos, “En el estanque dorado”, una preciosa historia en la que daban vida a un padre y a una hija con problemas de comunicación en su relación personal. Ellos dos no eran exactamente los personajes que interpretaban pero sí había muchas semejanzas y la película les acercó el uno al otro de manera especial. Hank recibía además por su maravilloso trabajo el Oscar al mejor actor, galardón que recogía en su nombre Jane por encontrarse ya Henry muy débil del corazón.


Y el 20 de mayo de 2005, coincidiendo con el centenario del nacimiento de Henry Fonda, era incluído su sello postal en “The Legends of Hollywood”, serie de sellos conmemorativos expedidos por el Servicio Postal Americano.




“No importaba que no fuera un hombre perfecto o un padre perfecto y que cometiera errores, cosa que nunca trató de negar. Uno no puedo serlo todo para todos. Su papel fue ser una leyenda americana. Y eso ya es bastante para toda una vida”

(JANE FONDA)

viernes, 29 de marzo de 2013

LA GRAN PASIÓN DE HENRY FONDA

“El teatro fue el verdadero amor de Henry. Le encantaba decir las palabras desde el principio hasta el final. Decía: ‘Descubro algo nuevo en cada actuación, estoy deseando salir, no puedo contenerme, estoy deseando interpretar a ese personaje’”
(Shirlee, mujer de Henry Fonda)

“You and I”, “Captain Applejack”, “Merton of the Movies”, “The poet’s well”, “Lincoln”, 
“Beyond the horizon”, “The jest”…


En 1928, Henry Fonda había ya aparecido en más de una decena de obras teatrales. Su pasión por los escenarios iba creciendo con los años a un tiempo que el número de sus obras, en las que tan pronto interpretaba al León Cobarde de “El mago de Oz” como a un soldado y a un ciudadano en “The game of love and death” o a un policia y a un príncipe en “A kiss for Cinderella”, ya en 1930.

A éstas siguieron otras como “Murray Hill”, “The masque of Venice”, “The straw hat”, “All good americans”, “New faces”… Y “The Swan”, más que convincente interpretación de Fonda que le llevaba a conseguir su primer papel protagonista en Broadway.


La obra se llamó “The farmer takes a wife” y en ella Henry compartía protagonismo con la actriz americana June Walker. Estrenada el 30 de octubre de 1934, basaba su historia en la novela de Walter D. Edmonds “Rome Haul”. Dirigida por Mark Connelly, también coautor del guión, la obra obtuvo un moderado éxito, permaneciendo en cartel durante trece semanas y 104 representaciones.

“Como Dan Harrow, Henry Fonda, que tiene aquí su primera gran oportunidad, brinda una modesta interpretación en un estilo de cautivadora simplicidad”
(Brooks Allison en el New York Times, 1934)

Las buenas críticas que recibió Henry Fonda por esta obra teatral le llevarían un año más tarde a protagonizar también su versión cinematográfica. “Contrastes” fue además el debut de Hank en la gran pantalla.


Tras aparecer en otros nueve títulos cinematográficos, Henry volvía en 1937 al teatro durante seis semanas con la obra “The virginian” y, más adelante, durante 36 representaciones con la obra “Blow Ye Winds”.

“Mr. Fonda, de vuelta tras una temporada en el cine, sigue siendo el agradable joven y ha ganado en presencia escénica”
(New York Times, 1937)


Y en 1948, tras éxitos cinematográficos como “Pasión de los fuertes”, “Noche eterna” o “Fort Apache”, Fonda se embarcaba en el que se iba a convertir no sólo en su mayor éxito teatral sino también en su personaje favorito. ¿Verdad, Hank?

“Actúa con innata simplicidad, mezclando matices de caridad y angustia que no sólo hacen del personaje una persona de verdad sino que, lo más importante, verifica la apasionada devoción masculina de la tripulación”
(William Harkins, New York World Telegram, 1948)

Dirigida por Joshua Logan, “Mr. Roberts” se mantuvo en Broadway durante tres brillantes años llegando a las mil representaciones. Henry no se perdió ni una sola.

Inmediatamente después, Hank se metía de lleno en “Point of no return”, obra de Broadway dirigida por H. C. Potter que basaba su historia en una novela de John P. Marquand.

“Henry Fonda interpreta a Gray con la sincera honestidad que el papel exige.
Evitando trucos, logra un admirable impacto emocional”
(Robert Coleman, Daily Mirror, 1951)


Adaptada por Paul Osborn y estrenada el 13 de diciembre de 1951, “Point of no return” obtenía muy buenas críticas especialmente dirigidas a la interpretación de Fonda. Tras cumplir 356 representaciones, la obra emprendía una gira nacional que finalizaba a mediados de 1952.

Y aún habría de participar Fonda en una tercera obra teatral antes de reanudar su carrera cinematográfica en Hollywood.

“Éste es seguramente el papel más ambicioso que Fonda ha afrontado en su reciente renacimiento teatral”
(John McClain, New York Journal American, 1954)


Se trataba de “The Caine mutiny court-martial”, adaptación que Herman Wouk hacía de su propia novela, “The Caine mutiny” bajo la dirección de Charles Laughton. Estrenada el 20 de enero de 1954, fue un nuevo éxito en la carrera teatral de Henry.

“Fonda puede expresar más ideas con menos sonido y movimiento que cualquier otro actor de nuestra escena… Sugiere la terrible tensión interior, el disgusto, el desdén y la obligación de un hombre brillante, obediente. Su estallido final le dejará sin palabras”
(William Harking, New York World Telegram, 1954)

En 1955, tras rodar para la gran pantalla “Escala en Hawai”, Henry Fonda volvía a su Omaha natal para llevar a cabo cinco representaciones benéficas de la obra de Clifford Odets “The country girl” donde, dirigido por Kendrick A. Wilson, Hank compartía cartel con su hija Jane en el debut teatral de ésta.


“Aunque era más conocido por sus películas, siempre que le dieron una oportunidad, volvía a los escenarios. Incluso actuó conmigo en mi primer papel en “The country girl” en la Community Playhouse de Omaha”
(Jane Fonda)

Un año más tarde, padre e hija volverían a coincidir en los escenarios en “The male animal”.

Tras dejarnos en la gran pantalla “Guerra y paz”, “Falso culpable” y “Doce hombres sin piedad”, tres grandes títulos cinematográficos y tres grandes interpretaciones, Henry volvía a los escenarios en 1958 dirigido por Arthur Penn y compartiendo cartel con Anne Bancroft con “Two for the seesaw”, una obra escrita por el dramaturgo William Gibson.


“Es un camafeo muy bien labrado. Gracias a la concienzuda labor del señor Gibson y la suave y brillante actuación del señor Fonda y de la señorita Bancroft, posee estilo, belleza y un punto de vista delicioso”
(Brooks Atkinson, New York Times, 1958)

Y un año más tarde, en 1959, protagonizaba junto a Barbara Bel Geddes “Silent night, lonely night”, obra escrita por Robert Anderson bajo la dirección de Peter Glenville.


“Éste es un papel enormemente exigente para Mr. Fonda, y él lo interpreta con toda la sutileza y facilidad por la cual es reconocido”
(John McClain, New York Journal, 1959)

El 14 de diciembre de 1961 se estrenaba “Critic’s choice”, obra dirigida por Otto Preminger que contaba con un guión de Ira Levin y con un montaje indirectamente basado en el crítico Walter Kerr…


... quien elogió a Hank diciendo que se parecía y actuaba como un crítico y que “tiene tanta integridad que debería ser Secretario de Estado”.

“Fonda actúa tan hábilmente, de esa manera suya aparentemente sin esfuerzo, que a menudo crea la ilusión de que está apareciendo en una comedia de cierta sustancia”
(Richard Watts, New York Post, 1960)


En 1962, Hank protagonizaba junto a Olivia de Havilland “A gift of time”, obra escrita y dirigida por Garson Kanin que basaba su historia en la novela de Lael Tucker Wertenbaker “Death of a man”.

“Henry Fonda ofrece una conmovedora interpretación como el escritor condenado.
Es un iluminador estudio sobre un estoico moderno”
(Robert Coleman, New York Mirror, 1962)


Su siguiente obra teatral, estrenada en Broadway el 6 de octubre de 1965, se llamó “Generation”. Dirigida por Gene Saks sobre un guión de William Goodhart, se trataba de una comedia ligera que se mantuvo en cartel durante trescientas funciones.

“Éste es otro agotador papel para Mr. Fonda, que está casi siempre en escena, y una vez más despliega su ácido talento para la comedia”
(John McClain, New York Journal, 1965)

Y en septiembre de 1968, Henry Fonda daba vida al director de escena de “Our town”, obra escrita por Thornton Wilder y dirigida por Edward Hastings sobre la que la crítica fue unánime con respecto a lo adecuado que era el actor para ese personaje.


“Henry Fonda parece haber nacido para interpretar este papel… Mr. Fonda es uno de nuestros pocos grandes – no confundir con buenos – actores. Como todos los grandes actores, tiene un estilo propio; aún más, una imagen propia”
(Clive Barnes, New York Times,  1968)

Tras leer e interpretar en 1970 pasajes de figuras tan dispares como William Shakespeare, John Steinbeck, Ben Franklin, Arthur Miller o Bob Dylan en un one man show titulado “Fathers against sons against fathers”, actuar en la premiere mundial de “The trial of A. Lincoln” en 1971 y, en  diciembre de  este mismo año, dirigir una nueva versión de “The Caine mutiny court-martial” que ofreció 42 representaciones en el Ahmanson Theatre de Los Ángeles…


... Henry protagonizaba, ya en 1972, una muy elogiada versión de “The time of your life”, obra escrita por William Saroyan.

Y el 26 de marzo de 1974 tenía lugar el estreno de “Clarence Darrow”, importante título teatral dirigido por John Houseman sobre un guión de David W. Rintels basado en el libro “Clarence Darrow for the defense” de Irving Stone.

“Mr. Fonda pierde tan completamente su propia identidad sobre el escenario, se sumerge tan profundamente en el personaje de Darrow… que resulta casi imposible recordar que estamos viendo una interpretación teatral, más aún teniendo en cuenta que la teatralidad de la interpretación es obviamente apropiada y atañe al personaje”
(Clive Barnes, New York Times, 1974)

David W. Rintels había escrito una obra para un solo actor sobre la carrera del famoso abogado siendo Karl Malden el elegido para protagonizarla. Malden tuvo que renunciar a ella por compromisos televisivos y así le fue entregada a Hank una copia del guión.



“Todo lo que sabía sobre Darrow era que defendió a Leopold y Loeb.
Así que investigué como no recuerdo haberlo hecho para otro papel”

Aceptó antes de terminar de leerlo.

“Si alguien tuvo alguna vez dudas de que Henry Fonda era uno de los más brillantes actores vivos, debieron quedar resueltas anoche en el Helen Hayes Theatre… ¡Qué maestro de su profesión es el modesto Henry Fonda!”
(Richard Watts, New York Post, 1974)


Representación tras representación, Fonda recitaba sin problema las dos horas de diálogo que duraba la obra. Personalmente, además, se sentía muy ligado a su personaje ya que ambos tenían sólidas creencias liberales sobre el racismo y la pobreza, ambos tenían una educación escolar limitada y ambos eran del Medio Oeste.

“No me piden que haga Shakespeare o clásicos de la Restauración, porque aún soy de Omaha, Nebraska. Nunca he tratado de apartarme de eso. Cuando lo he intentado, me he sentido falso y si me siento falso no es bueno. Soy del Medio Oeste y estoy orgulloso de ello”

Clarence Darrow” fue estrenada en Broadway el 24 de Marzo de 1974 con críticas más que entusiastas y largas colas en taquilla.

“Si Darrow no era así, debería haberlo sido”
(New York Times)

En los últimos años de su vida, Henry se dedicó principalmente a atender su jardín y a su otra gran pasión, la pintura. Aceptaba algún que otro film pero seguía estando más atento a las obras de teatro.  


En diciembre de 1977 le ofrecían  “First Monday in october”, obra escrita por Robert E. Lee y Jerome Lawrence y dirigida por Edwin Sherin que fue estrenada en Washington y se prolongó durante seis semanas con gran éxito de crítica y público.

“Henry Fonda es uno de los muy escasos actores que podrían lanzarse a esta piscina de dos pulgadas de profundidad y emerger con una medalla de oro olímpica”
(T. E. Kalem, Time, 1978)

En el verano de 1978 la obra se volvía a representar otras tantas semanas en Los Ángeles.

“Mr. Fonda está tan seguro de lo que está haciendo – como actor, sobre el escenario – que insiste en que le prestemos atención en todo momento. Lo hacemos, por buenos motivos”
(Walter Kerr, New York Times, 1978)


Sus dos últimas representaciones teatrales fueron para las obras “The oldest living graduate” (1980) y “Showdown at the Adobe Motel” (1982). La crítica en ambas fue, una vez más, unánimamente favorable al actor.


Muy tristemente, el 12 de agosto de 1982, se nos iba Henry Fonda de nuestro lado a los 77 años de edad. Nos dejaba, sin embargo, su extraordinaria carrera teatral plena de profesionalidad, talento, presencia, clase y buen hacer.



Y también nos queda,  en su recuerdo, el Henry Fonda Theatre en el 6126 Hollywood Blvd (Los Ángeles, California).

“Nunca ha sido un secreto que prefiero trabajar en el teatro. Es un medio mucho más gratificante y satisfactorio. Para mí las razones son obvias: en el teatro te preparas a fondo con ensayos y pruebas fuera de la ciudad. Despues, cuando estrenas en Broadway, empiezas por el principio e interpretas la obra hasta el final, consecutivamente,
construyendo emoción sobre emoción”
(HENRY FONDA)