“Thank you, Mr. Fonda” cumple hoy su séptimo aniversario. Para celebrarlo, Hank y yo hemos elegido a uno de sus personajes cinematográficos más humano y, sin duda, el más vulnerable.
Nos referimos a Christopher Emmanuel Balestrero, “Manny”, encarnado por un realmente extraordinario Henry Fonda en la película “Falso culpable” (The wrong man, 1956), bajo la dirección de Alfred Hitchcock.
Tras un período de seis años inactivo en la gran pantalla, Henry volvía al cine en 1955 con “Escala en Hawai” y, un año después, “Guerra y paz”. Con su carrera cinematográfica ya renacida, estaba decidido a hacer sólo películas que le ofrecieran variedad como actor.
Por su parte, Hitchcock andaba desde hacía un tiempo con la idea de llevar a la pantalla una historia real que había leído en su momento en la revista Life.
En 1952, Manny Balestrero, músico de profesión, fue erróneamente identificado como un atracador, para ser después arrestado, encarcelado y juzgado. Hubo una anulación y, antes de comenzar el segundo juicio, fue apresado el auténtico criminal. Pero para entonces, la terrible experiencia de tratar de demostrar la inocencia de Manny había provocado que su mujer, Rose, sufriera una profunda crisis nerviosa.
Para encarnar a Manny Balestrero en la pantalla, Alfred pensó desde un principio en Henry Fonda, actor al que admiraba y con el que no había trabajado aún, aunque en la anterior década le había ofrecido interpretar a los protagonistas de “Enviado especial” y “Sabotaje”.
“Falso culpable” fue rodada, curiosamente, entre “El hombre que sabía demasiado” y “Vértigo”, ambos títulos dirigidos por Alfred Hitchcock en los que un gran amigo de Henry Fonda, James Stewart, era el protagonista. Stewart ya había trabajado anteriormente con Hitchcock en “La soga” y “La ventana indiscreta”.
En “Falso culpable”, la película menos comercial del maestro del suspense, Hitchcock quería reflejar el dolor de la falsa identificación, así que pidió a sus guionistas, Maxwell Anderson y Angus MacPhail, que escribieran el libreto siguiendo los detalles exactos del caso Balestrero. Utilizó las mismas localizaciones de los hechos reales: el Stork Club, una oficina de seguros en Long Island, la casa de Manny en Queens, el sanatorio donde su mujer fue ingresada, la verdadera comisaría y la celda de Manny en prisión... Alfred filmó la historia como si presentase pruebas ante los críticos y los espectadores para demostrar la inocencia del acusado e incluso la familia Balestrero presenció el rodaje y colaboró en la reescritura del diálogo para que fuera fiel a la realidad.
Otro dato curioso de esta película supuso el hecho de que Alfred llegara a filmar una de sus habituales apariciones (por eso hay foto fija de él tras Henry sentado en la mesa de un bar), pero finalmente decidiera no sacar ese cameo suyo en la película…
… y, en su lugar, salir en la introducción de esta historia, convirtiéndose esta ocasión en la única aparición del director en la que hablaba.
En “Falso culpable”, Henry Fonda se encontraba excelentemente arropado por Vera Miles en el papel de su esposa Rose y por Anthony Quayle como su abogado.
Sobre esta única vez en la que Henry fue dirigido por Hitchcock, el actor siempre dijo que apreció la experiencia de trabajar con él. Admiraba su preparación, su método para hacer cine y cómo siempre sabía exactamente lo que quería.
Hitchcock creó en “Falso culpable” una pesadilla kafkiana, a veces acercándose al documental en su meticulosa observación de la humillación de Balestrero, y en otras ocasiones abandonando la objetividad con frecuentes tomas desde la perspectiva de su víctima.
En “Falso culpable”, Henry Fonda nos regalaba una interpretación impecable del individuo medio que, confundido con un delincuente, se ve arrastrado a una atmósfera de pesadilla.
Fonda era la elección perfecta, porque la honestidad automáticamente asociada a su persona le hace simpático desde el principio de la película.
Manny Balestrero es el quintaesencial hombre de familia americano: agradable, devoto de su mujer, comprensivo pero firme con sus hijos… La normalidad de su matrimonio proporciona la base para el horror de su desintegración.
Y la limpia mirada de Henry Fonda acentúa inquietantemente la angustia de un hombre corriente sometido a la desgracia. Hank había ya recorrido este camino en otras dos películas: “Solo se vive una vez” y “Let us live”. Ahora, como un hombre más maduro y en un film menos obviamente dramático que los otros, la angustia parece aún más dolorosa.
“Yo soy un hombre inocente”
(Manny Balestrero)